jueves, 12 de abril de 2007

Indignado por la indignación (rsd)

Como es tradición de los miembros de este blog, partiré por definir las palabras en la Real Academia Española, indignación: Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos. Parto por definir esta palabra pues es una de las cosas que caracteriza algunas personas en Colombia, podría decirse que existen los que se indignan y los que actúan -con una alta tendencia(99%) hacia los primeros-. La violencia, la guerra, las FARC, la parapolítica, la corrupción, los animales al volante, el cajero que cambia un billete bueno por uno falso, la señora de transmilenio que hace una cuarta fila diagonal a la puerta; son algunas muestras de las cosas que indignan a los colombianos.

Lo oímos todos los días y se convierte en uno de los sentimientos más patrióticos. Pareciera que el verdadero patriotismo -si es que existe y puede definirse- se resume en indignación. Pero no es una indignación común, tan pronto sucede el acto ofensivo, se empieza por un sonrojar de mejillas y un temblor que desde la punta del cráneo hasta los dedos se cuela por cada uno de los espacios de nuestro cuerpo. Podría decirse que hierve la sangre, hay que tener en cuenta que la magnitud de la indignación es directamente proporcional a la ofensa cometida, no es lo mismo un político ladrón que un arbitro que valida un gol en fuera de lugar.

Si pudiera pensarse en la indignación como una persona, muy seguramente se la pasaría donde se construyen los comentarios de café o más conocido lugar común. Este es su nicho favorito donde, como plantas en simbiosis, cada uno saca beneficio de la vida en conjunto. Es grato para la indignación pertenecer a las conversaciones de lugar común tanto como la indignación enriquece los argumentos de los lugar comuneros. Si aún no ha identificado estos lugares le regalo unos cuantos: Transmilenio, cafés, restaurantes, peluquerías, estadios y taxis.

Pero, ¿por qué me indigna la indignación?. Por qué la vehemencia de la persona se queda en las mejillas sonrojadas y una actitud neurótica y ofendida, pero que mantienen en su interior. Si se va a emputar hágalo con estilo, con toda. Lo indigna la guerrilla, guarde la camiseta blanca, apague el televisor y acérquese al centro de reclutamiento más cercano, vaya al monte y fusil en mano acabe con el problema, -si la edad no se lo permite, dónele plata al ejército y no lo critique-. Lo mama que la señora se le pase por el frente y no respete su puesto, póngala en su sitio, con un grito fuerte no hay quien se aguante. No lo dejan salir, empuje. Le dieron comida fría en el restaurante, haga valer su plata y solicite un cambio. Si se indignó actúe, haga parte en las votaciones, si no es suficiente, hágase candidato, deje de joder a su familia que se indignó con su "todos los políticos son corruptos" y conviértase en político... Si se indignó, actúe.

Me indignaron los indignados, por eso escribo esta entrada. Cada vez que me encuentro a un indignado, le digo que tome parte en el asunto, sino lo hace solo es: un cliente, usuario, espectador, comprador y ciudadano del montón: conformista, simplón y perezoso. Cuando se encuentre un indignado dígale lo mismo, si es un indignado, espero aprenda de esta entrada. Deje el cuento de la otra mejilla a la santidad de cristo, indignado... identifíquese y actúe, no joda más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos cosas:
En la entrada anterior no se puede comentar y queria decir que el relativismo (o 'respeto por la diversidad') si tiene sus limites. Y es que no se puede pensar (o no crea que sea adecuado) decir que todos los males de las regiones son causa del centralismo (¿explotación del centro??). Dejemos entonces que los niños del Chocó se mueran de hambre ('mala nutrición') pues, tal ves, ellos no le temen a la muerte tanto como nosotros.

Ya cambiando de tema me parece, por decirlo así, simpatica su profunda indignación contra los indignados.... 'fresco chino que tampoco le hace mal a nadie rajar de los políticos con el taxista o compañero de cafe'.

Anónimo dijo...

Me quedó incompleta la entrada anterior.

Y es que, a propósito del Chocó, quiero agregar que el centralismo puede funcionar como un excelente chivo expiatorio en las regiones. Algo así como: No es la rampante corrupción local y robo al estado (local y central) lo que tiene al Chocó en la mala, sino precisamente la presencia e intromisión de este ente centralista (¿han leido a Adolfo Meissel? el tiene una teoria bastante interesante, de este corte, para explica el rezago de la costa caribe colombiana. En pocas palabras, la industrialización mediante sustitución de importaciones -política centralista- no tuvo en cuenta a la costa caribe)

Ricardo Salas Dorado dijo...

Respondo comedidamente y con mucho afecto el comentario de mi amigo Nicolas con lo siguiente:

Espero haber sido ominoso en el tema de Choco, sin embargo es mi deber aclarar que la hipotesis dentro de entrada es más que los niños o l explotación, si los explotan, su culpa. El problema de fondo es el deseo de ser héroes y culebreros portadores del remedio curatodo, como lo es en los problemas de las regiones. Salve oh SUper Gobierno la patria.

Meissel ya lo leí y comparto la opinión sobre una hipotesis muy pobre en la que el bautizo la Enfermedad Costeña, eso es un problema mucho más de fondo que, pobres costeños no nos tuvieron en cuenta... no les basta con tener las costas más grandes en el oceano sobre el cual basamos gran aprte de la Economía, ellos querían más.

No culpo al centralismo, culpo al que quiere ver su posición como la que debe ser para todos. Culpo al de la ciudad que se ve superior al habitante del campo, culpo a Bogotá , Cali, Medellín, Barranquilla por querer verse en todas partes. CUlpo a la región por no pensar en si misma y su propio modelo, culpo la dependencia de lado y aldoq ue se convierte en un circulo vicioso de culpas de un lado y de otro que solo confunden y terminan dejando las responsabilidades al viento.

No es culpa del centralismo, es culpa de las percepciones del toro, que son ominosas.

De nuevo con mucho afecto Nico...

Ricardo Salas Dorado dijo...

En mi comentario no es toro sino otro, pido me dispensen