martes, 24 de julio de 2007

¿Y cuando el Mesías se acaba? (rsd)

Cuando pienso en la forma como se ha estado desarrollando la política del ejecutivo en Colombia, siempre me llegan a la mente dos palabras y la misma pregunta, que son a saber: Mesías, caudillo y ¿que pasa cuando este se acabe?. Debo aclarar que acabarse no solo significa el término de un período presidencial -que al paso que vamos puede ser un número que tiende al infinito-, acabarse va también de la mano de agotar ideas, repetirse en lo mismo, fin de amistades, fin de esperanzas, muerte del dirigente, entre otros. El diccionario de la Real Academia Española define la palabra Mesías como "m Sujeto real o imaginario en cuyo advenimiento hay puesta confianza inmotivada o desmedida" y caudillo como: " m. Hombre que, como cabeza, guía y manda la gente de guerra". Entienden por que nuestro primer mandatario se asemeja a estas definiciones.

Sin embargo el problema va mucho más allá que la misma persona de Álvaro Uribe, y términos tan de corte religioso como el uribismo, el problema es la tendencia a buscar estos caudillos Mesías. Las elecciones de alcaldes, diputados, gobernadores, etc... se acercan y vuelven a sonar esos nombres majestuosos e históricos de nuestros antiguos comicios, quemados en teoría, pero más vivos que nunca en la práctica -léase encuestas- si, encuestas, que pueden no ser las mejores pero me sirven para ilustrar mi punto. Mockus, Peñalosa, Serpa, Navarro, Luís XV, todos ilustres ejemplos de aquellos que se comieron el cuento que sin ellos, esto no funciona.

No puedo creer en una sola persona para lograr cambios estructurales, no lo puedo hacer por cuestión de diferencia de tiempos, mientras el largo plazo de un caudillo no pasa de su vida en la tierra, el largo plazo de una nación, una ciudad o una región pasa de cientos de años. ¿Se debe dejar entonces en manos de efímeros personajes, decisiones y riendas de los intereses generales?, personajes que además van creciendo en grandilocuencia, prepotencia y orgullo. Mi respuesta, concisa, NO. La historia lo demuestra, la Rusia de Lenin, la Cuba de Castro, la América de Bolívar y puede que muy pronto la Colombia de Uribe.

Por eso creo en los partidos, la existencia de ellos, no necesariamente en los que existen actualmente, y la necesidad de trascender de los simples nombres y comenzar a pensar en la institucionalidad y lo que ésta nos asegura. Intentar hacer impermeables las políticas públicas de los juegos políticos es algo casi imposible, sin embargo, si se adquiere una conciencia de voto por partido nos podemos acercar un poco, pues será al partido político al cual se le puede exigir: seriedad, continuidad, respeto y veeduría por el buen desempeño de sus candidatos. La idea es la siguiente, los partidos: x,y,z DEBEN ofrecer una visión clara de largo plazo, un modelo y un proyecto de lo que busca hacer con la ciudad, nación y/o región, puestos sobre la mesa votamos abiertamente, con el proceso ya conocido de la democracia y comienza un período. Al término del mismo si fue consecuente el discurso con la práctica, el partido se debe mantener en el poder, sino lo fue, se busca el nuevo partido. Los partidos tendrán entonces así la responsabilidad de mantener una consecuencia discursiva y una consecuencia a la hora de buscar sus candidatos.

Al ir fortaleciéndose este voto por partidos, la institución se fortalece, entiende sus deberes y solo vivirá en la medida que esos votos se mantengan. Se mantienen los juegos de favores, los índices de clientelismo y corrupción, pero así mismo se consigue el tan anhelado mantenimiento de ciertas políticas y decisiones trascendentales que solo necesitan del tiempo para poder evolucionar. Conflicto armado, procesos de paz, inversión social, gasto público, movilidad, problemas que necesitan trascender del debate personalista, de Mesías y caudillos de cada 4 años. Peñalosa vuelve al ruedo, el partido de la U le hace guiños a Mockus, Serpa después de 3 intentos de presidencia se conformará con una gobernación y la lista sigue y los apellidos también.

Sino se busca un voto consciente, inteligente, pensando en el largo plazo, el país se mantendrá en la búsqueda de redentores, caudillos, héroes y Mesías, que solo existen en los mundos alternos de DC, Marvel o Dark Horse Comics. Las instituciones, como los partidos, son patrones de comportamiento que manejan y tienen que ver con los mayores intereses sociales, son reglas del juego y una forma de observar el comportamiento agregado de los individuos que las componen, por lo cual, al trascender la figura individual se convierten en verdaderas estructuras de gobierno. Los partidos fortalecidos y redefinidos permitirán una mejor toma de decisiones y eliminarán la incertidumbre y los problemas de coordinación y paso de poderes.




1 comentario:

nicolás dijo...

Ricardo, mil cosas:

¿Como es eso de 'la efimera America de Bolivar'? ¿Es que la independencia -en el sentido limitado que tiene- de nuestras naciones desapareció??

Una ves me saco la espinita entro en materia. No se si el publico en general haya leido alguna vez a Max Weber, pero esto de los caudillos me lo recuerda, pues trata el tema especifico. ¿Que pasa cuando desaparecen los caudillos? Max nos dice: Sus seguidores generan una institucionalización (dificil palabra) de las practicas, ideas y principios de este. Estas nuevas instituciones mantienen su vida en tanto tengan la legitimidad suficiente, despues de lo cual aparece un nuevo caudillo, con propuestas novedosas, que lidera a las masas y todo comienza de nuevo.

Todo esta carreta porque a mi me parece que los caudillos en si no son algo malo, son más bien muestra de la busqueda en la que andamos de soluciones ¿acabamos entonces con las propuestas novedosas porque son 'personalistas'? mi respuesta concreta es, parafraseando a Ricardo, NO

Creo que se me quedan algunos temas por fuera pero, en el momento se me olvidaron. A Ricardo un abrazo y cariñitos (para que no se tome a mal mis comentarios), saludos a tod@s,

Nicolás